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Perdón, empatía y redención.

El camino hacia la paz.

A veces nos sentimos culpables por el pasado. En ocasiones, algo que sucedió tiempo atrás (tal vez bastante) nos atormenta y nos provoca debilidad. Tal vez los remordimientos no nos permiten encontrar calma interna. Y todo esto nos está creando una tremenda penuria. Una sombra que nos posee y nos limita a vivir como queremos.

Los miedos, los traumas, las inseguridades, la violencia, el aislamiento, el daño vivido. De todo esto quedan estragos y nos afectan, lo arrastramos hacia nuestro presente. Pero puede sanar si nos decidimos a confrontarnos de una manera empática y compasiva.

La autocompasión es la mejor manera de abrazarnos y seguir adelante. El hablarnos como le hablaríamos a nuestra más íntima compañía nos brindará la calidez para darnos cuenta que realmente hicimos lo que pudimos con las herramientas que teníamos, hay muchas cosas que escapan de nuestro control y que ahora decidimos ser diferentes.

Entender a nuestro yo del pasado es fundamental para poder ser empáticos con él y mostrarle un camino de comprensión y respeto. La manera en la que interpretamos nuestro pasado nos afecta para bien o para mal, así que nosotros mismos creamos un guión mental que rige nuestro sentir.

Como humanos, somos frágiles, pero también tenemos la capacidad de sobreponernos y continuar… salir adelante.

Cuando nuestro inconsciente o creencias nos juegan una mala broma, debemos entender que no es algo que nosotros elegimos, y que todo pensamiento se puede corregir.

No nos odiemos por equivocarnos, al contrario, engrandezcámonos por lo que nos ha llevado a este camino. Todo lo que hemos soportado y la voluntad que nos ha mantenido adelante, eso es lo que nos hace grandes. Errar es humano, y hacerlo es parte de nuestra experiencia y camino de vida.

Además, recuerda que incluso la penicilina se descubrió gracias a un error.